martes, 10 de enero de 2017

Despedida a Zygmunt Bauman, gran pensador del siglo XX

Con este artículo quiero rendir un pequeño homenaje a Zygmunt Bauman hoy en el día de su fallecimiento, una disciplina como la nuestra, la Sociología, se ha quedado huérfana de padre.
Bauman es un referente a seguir para muchos de nosotros, nos ha hecho comprender a la sociedad desde sus diversas perspectivas.
Este artículo es un trabajo que realice sobre Bauman y la modernidad líquida en mi época de estudiante de Sociología.

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ZYGMUNT BAUMAN Y LA MODERNIDAD LÍQUIDA.
UNA REFLEXIÓN SOBRE LA SOCIEDAD 

Zygmunt Bauman (1925), es un fiósofo y ensayista polaco, acuñó el término de "modernidad líquida" para definir a la sociedad dinámica.
En el año 2010 recibe el premio Príncipe de Asturias.
Nació en Poznan (Polonia) en el seno de una humilde familia judía. Huyendo de los nazis se trasladó a la Unión Soviética para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista. Fue profesor de Filosofía y Sociología en la Universidad de Varsovia hasta verse obligado a abandonar Polonia en 1968 debido a la política antisemita desarrollada por el gobierno tras los sucesos ocurridos en marzo de 1968. Posteriormente ha enseñado Sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá.
Desde 1971 reside en Inglaterra donde es profesor en la Universidad de Leeds, en 1990 es nombrado Profesor Emérito.
Entre sus escritos podemos encontrar cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.
Entre sus obras, cabe  mencionar: 

"Modernidad y holocausto",1989;
"Ética posmoderna",1993;
"Globalización: las consecuencias humanas",1998;
"La sociedad individualizada",2001;
"La sociedad situada",2002;
"Amor líquido",2003;
"Vidas desperdiciadas",2004.

La metáfora de liquidez propuesta por Bauman intenta dar cuenta de la precariedad de los vínculos humanos hacia una sociedad individualista, privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil en lo que respecta a las relaciones sociales.

La "modernidad líquida" se basa en la contraposición entre el estado sólido y el estado líquido; mientras los primeros se mantienen fijos; los segundos por el contrario fluyen, están sometidos a continuas transformaciones.
Los sólidos pertenecen de lleno al espacio que ocupan, sin presuponer inminentes modificaciones, en cambio, los fluidos exceden el propio límite fijo, suponiendo el tiempo en cuanto el factor inherente a los mismos, es decir, los sólidos cancelan el tiempo, mientras que los líquidos de fluyen con facilidad.

Desde un punto de vista flexible hace de ésta una asociación inevitable, vinculando lo sólido con el pasado mientras que lo líquido/fluido representa la modernidad del presente. La metáfora de liquidez propuesta por Bauman intenta dar cuenta de la precariedad de los vínculos humanos hacia una sociedad individualista, privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil en lo que respecta a las relaciones sociales.

Desde una perspectiva sociológica desarrollada por Bauman en la "modernidad líquida", a través de la metáfora de liquidez, la modernidad líquida constituye un estado de cambio y transitoriedad, dándonos a entender que hubo una época en la que la sociedad se mantenía estable ahora se va derritiendo dando el paso a una sociedad más fluida e inestable.

Obteniendo como resultado la precariedad de los vínculos humanos hacia una sociedad individualista, privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil en lo que respecta a las relaciones sociales ,y por consiguiente, activa un proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse en una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija. Superando un estado inmóvil a un estado  transitorio, de cambio, de desregulación y liberación.

El expresión "derretir los sólidos" significa primordialmente, desprenderse de las obligaciones irrelevantes que se interponen en el camino del cálculo racional. No es un concepto nuevo, ya que fue acuñada hace un siglo y medio por  Marx y Engels en el Manifiesto Comunista donde se refería al espíritu moderno de una sociedad que se encontraba estancada  y resistente a los cambios. A leer Ancien Régimen (El Antiguo Régimen y la Revolución) de Tocqueville, podríamos cuestionar hasta qué punto los sólidos no estaban destinados y condenados a la licuefacción, ya que se habían oxidado y enmohecido, tornándose frágiles y poco confiables.

Max Weber, también hizo su aportación a la expresión "derretir los sólidos" como forma de liberar  la iniciativa comercial de los grilletes de las obligaciones domésticas y de la densa trama de los deberes éticos.
Según Thomas Carlyle todos los vínculos todos los vínculos que condicionaban la reciprocidad humana y la mutua responsabilidad, conservando tan solo el "nexo del dinero".
También desde su punto de vista crítico el sistema de la modernidad líquida es un  sistema basado en la delimitación espacio-temporal basado en que existe por un lado, la élite global contemporánea, que ha tomado los hábitos del nomadismo y por otro, la ciudadanía, multitud de sujetos sedentarios que sobrellevan su supuestas vidas a un contexto de amos ausentes.

Bauman desarrolla su propuesta sobre unas características que definen las relaciones sociales y la estructura social, economía y la política en la modernidad líquida y en la globalización.
La misma seguridad y certidumbre de la modernidad sólida que ha dejado de protegernos en el mundo laboral y económico, tras el progresivo desmantelamiento del estado de bienestar. Este estado de bienestar se ha convertido en estado de malestar en la modernidad líquida.

El trabajo en la modernidad industrial era la principal actividad que llevaba al individuo a planificar y a ordenar las demás actividades de su vida, haciendo que al trabajador participe de una tarea colectiva que contribuía al soporte de su familia, de sus semejantes, de la nación o de las generaciones futuras.
La "modernidad líquida" es una reflexión sobre el debate teórico contemporáneo entre la modernidad y la posmodernidad, analizando los diversos escenarios que dan forma a un nuevo modelo de sociedad caracterizado por las expresiones de la realidad líquida que se vuelven hegemónicas en el proyecto de  modernidad contemporánea.
Por supuesto que el desarrollo de esta propuesta reclama las múltiples referencias al debate modernidad/posmodernidad en la sociología y en las ciencias sociales, y en otros aportes de la teoría antropológica y de la etnografía.

Para Bauman en la "modernidad líquida" analiza los diferentes acontecimientos transcurridos en la historia reciente y en la vida contemporánea. Indagando en temas sociales tan diversos como pueden ser la política, la sociedad de consumo, la configuración de las relaciones cercanas e íntimas, como el amor, la solidaridad y la amistad. Discursos que estructuran en la vida cotidiana del sujeto en el escenario de la modernidad líquida.
En este texto se pretende analizar, el planteamiento que hace autor de como se movilizan algunos conceptos y polémicas centrales  del pasaje de la modernidad líquida regidos por la ambivalencia.
Bauman, analiza las nuevas condiciones de la sociedad actual. Discurso que le hace proponer un cambio o transformación en el contenido de la modernidad, la propuesta subyace subyace en las diferentes dicotomías que atraviesan su obra y que son de gran revelación.

El tránsito de la modernidad sólida a la modernidad líquida se observa que existe una circulación crítica, donde existen diferentes transformaciones tanto en el sujeto como en el sistema social, tomándolas de referencia, comprobamos que la seguridad, la confianza, la previsibilidad y la duración, que se van debilitando progresivamente en su contenido conceptual y operativo, dando paso a un escenario que compromete las experiencias intimas del sujeto y los compromisos institucionales del sistema, en realidades transitorias.

Observando a la sociedad contemporánea globalizada a través de una realidad que se impone a la lógica de la "ambivalencia" para explicar e interpretar las dinámicas actuales en dos temporalidades: la modernidad del siglo XX y la modernidad en su fase actual de la globalización.  Esta ambivalencia  como modo de acción que subyace en las interacciones sociales, y que se refleja en las nuevas formas de organización de las instituciones reguladas por toda inserción individual.
Si partimos desde un punto de vista crítico de la modernidad sólida podemos observar que existe un movimiento que conlleva transformaciones en el sujeto y en el sistema social, lo que Bauman centraría su definición de "modernidad líquida".

La sociedad moderna existe por su incesante acción individualizadora, así como la acción de los individuos consiste en reformar y cambiar los lazos mutuos a los que denominamos sociedad. La individualización sigue cambiando, establece nuevos riesgos, transformando la identidad humana y esta transformación es el distintivo de lo que podemos considerar, principal característica de la vida moderna.

La representación de la modernidad sólida forma parte de una base coactiva que devine de los objetos de la verdad, justicia y homogeneidad como derivados del acto reflexivo que universaliza sus propias garantías.
Un Estado-nación consolidado que instaura los principios sociales universales que derivan del sistema de derechos, la condición de los ciudadanos, la regulación la morfología socio-jurídica del parentesco y la reproducción social.

En la modernidad sólida  es fácil de apreciar cómo las relaciones de certidumbre actúan a través de unos hilos conductores del trabajo, el conocimiento experto, el conocimiento científico, el progreso y la técnica como directrices del progreso y del cambio social. Actuando de referencia en la estabilidad social, desarrollando un papel importante en diferentes niveles en el sistema de estratificación, y que a su vez consolida los subsistemas de la confianza, solidaridad y amistad.

Una entidad colectiva que parte de la base de permanencia a la condición preestablecida  de la "clase", el "sector", el "grupo", la "nación", que se involucra en la  caracterización casi holitista de las similitudes. Esta acción política queda desbordada por la participación representativa en la definición de conflicto social hasta la negociación de los pactos y su alcance.
Desde otra perspectiva, la modernidad líquida, está representada por la ambivalencia que experimenta el sujeto en función de la incertidumbre permanente, del sentimiento de inseguridad y confusión, en la toma de decisiones, a partir de la improvisación que presiona sus impulsos contradictorios, incesantes, inestables.

Esta sensación que percibe el sujeto, se ve manifiesta en poder obrar en libertad, diversificando y diferenciando la experiencia parcial que constituye cada momento, siendo fraccionado en segmentos discontinuos, atomizados y/o no estructurados, no integrados, entre el flujo de la realidad individual y la realidad societal.

Esta inseguridad dificulta la capacidad de decisión y esta dificultad de decisión hace que se plantee como debe decidirse, el que decidir, y cuando decidirlo.  
Si entendemos por "emancipación"  la capacidad de actuar libremente, sin restricciones y conservando cierto equilibrio entre la imaginación y la capacidad actuar. Esta definición no difiere mucho de la propuesta por Bauman en la modernidad líquida, donde el autor hace un mayor énfasis al concepto "emancipación", sinónimo de liberarse, que significa deshacerse de las ataduras que impiden y constriñen el movimiento, comenzar a sentirse libre para poder actuar. 

Concepto desarrollado por Bauman, en la "modernidad líquida" como un movimiento que implica libertad, aunque sentirse independientes no es tan fácil. La liberación-emancipación, puede traer consecuencias a las que no estamos acostumbrados. En realidad nos consideramos modernos pero en realidad no lo somos tanto.

Esta libertad se puede estudiar desde dos diferentes puntos de vista, lo cual podemos considerar que existen dos tipos de libertad. Para Bauman podríamos hablar de "libertad objetiva" y de "libertad subjetiva", ambos supuestos demuestran que cada miembro de la sociedad debe hallar el objeto de sus deseos, la imaginación y la capacidad de actuar de tal modo que la libertad de cada individuo sea auténtica.

Sentirse libres sin restricciones, libre de actuar según el propio deseo de cada uno, implica alcanzar nuestro equilibrio. Nos sentiremos libres cundo nuestra imaginación no exceda de nuestros verdaderos deseos, y ni la una ni los otros no excedan de nuestra verdadera capacidad de actuar.

Sin embargo, hay quién se conforma con lo que tiene, suponiendo que en esta conformidad gozan de libertad, por temor a perder aquello que ellos conocen como libertad, de igual modo la libertad implica el resultado de una búsqueda. Búsqueda que no sea la esperada y que la sensación que se experimente no sea objetivamente  satisfactoria, y aunque vivan en esclavitud se sientan libres y por lo tanto, no experimenten ninguna necesidad de liberarse.
Así la búsqueda de la libertad deriva en la rutina, que si bien tiende a la degradación, también puede proteger, por tanto, las normas de la sociedad, ejercen una independencia libertadora.

Bauman  comparte el discurso de Orwell y Huxley, opinando que el mundo está controlado y que la libertad individual no sólo está hecha añicos, sino que los individuos no tendrán poder de decidir sobre el rumbo de sus propias vidas.
Empero, las personas a pesar de disfrutar de nuestra libertad nos convertimos en buscadores de identidad. Nos centramos en nuestros intereses individuales, y en nuestras preocupaciones consumistas, pues el mercado nos presiona para adoptar un tipo de identidad y un estilo de vida acorde con las pautas que marcan las empresas globales.

La revolución consumista genera un nuevo tipo de esclavitud en la medida que nuestra felicidad pasa de depender de la satisfacción de las necesidades que nos crea el mercado, tanto si podemos comprarlo o no. Esta mezcla de egoísmo y consumo genera un cultura del momento, de lo perecedero. Una tiranía del presente por lo que el pasado se relaciona con lo viejo y lo desfasado, mientras el futuro se percibe como algo incierto que no merece la pena preocuparse por él.

En este contexto, es difícil creer que las personas se sientan responsables de las demás, es perfectamente posible que las personas permanezcan impasibles desde sus hogares sentados delante de la televisión observando diferentes dramas humanos.
Desde otra perspectiva de liberadora, es la descrita por capitalismo como un "fordismo", en el cual las personas son dominadas por otras. Personas que bajo un rígido sistema de producción, es así como el capitalismo ha dominado más de doscientos años. En este sistema riguroso no se permite la iniciativa ni el más mínimo ápice de creatividad , si no un sistema de movimientos monótonos y automáticos.

Empero, el capitalismo, como emblema de la modernidad líquida tiende a fluir, así, la libertad bajo un sistema semejante se mueve en concepción del "individuo" donde se pone en evidencia la identidad de la humanidad como una tarea responsable.
Por lo tanto la conformidad de la libertad de los miembros de la sociedad se encamina a dejar de lado el "individuo de jade", el cual posee una libertad negativa, es decir, una libertad impuesta, para convertirse en el "individuo de facto", quien posee una libertad positiva, la cual diferenciamos como capacidad de autoderterminación.

Bouman define la identidad como un proyecto, como algo que hay que inventar, en lugar de descubrir, un objetivo. Para construir nuestra identidad, el individuo en el mundo líquido se encuentra atrapado en la necesidad de construir su propia identidad. "La identidad, efectivamente, es algo nuevo en tanto voz, en tanto objeto y en tanto problema"(Lomnitz,2002). 

En cambio, el individuo, debe dirigirse si es necesario hacia una libertad que tenga capacidad de autoafirmación, cuya capacidad de autodeterminación debe de colonizar lo privado, es decir, que tiene que rediseñar el tipo de relación de los individuos en la sociedad, una sociedad tiene que fluir.

Para nuestro estudioso de la modernidad líquida, el espacio/ tiempo forma parte de las directrices que se desarrollan en la modernidad líquida y la globalización.
Cuál sería nuestra capacidad de decisión, y que fuera la más acertada para hacer frente a nuestra necesidad, deseo y economía social, lo cual nos llevaría a todo consumo inmediato y a largo plazo ante la elección de los compromisos en el tiempo y en los recursos.

En la modernidad líquida, esta configuración de las nuevas clasificaciones de organización y de permanencia en la estructura y en la estratificación social, ha ido cambiando las formas en que se construye la identidad y la solidaridad social produciendo una adscripción fragmentada del individuo en los diferentes ámbitos de la acción, que aunque no estén necesariamente conectados entre sí.
Siendo las instancias colectivas de la seguridad sólida, las que se han ido transformando en distintas áreas de organización laboral que bajo las modalidades de privatización y desregulación sea han ido desvinculando de los agentes económicos en los procesos de producción y la circulación de capitales. Situación que está llevando al trabajador a nuevas formas de inserción, duración y desvinculación del sector en su propia historia en el mercado laboral.

El efecto de la privatización se hace notar en la búsqueda del progreso, ya que no es una empresa colectiva, sino individual. Las decisiones que uno toma de su propio destino están en función del propio diseño que uno tenga en su perfil laboral, social y político, que causará efecto en la estructura del mercado, pero teniendo repercusión  en la formación de la sociedad y en los colectivos económicos. El pacto económico social entre capital y trabajo pasa por la intervención reguladora del Estado, debilitándose y desarticulando la instancia subsidiaria de la producción social.

En el escenario de la globalización, el conflicto central entre el capital y el trabajo se transforma. El hecho de que el capital se produzca de forma complementaria a distintos ámbitos económicos no es solamente productivo, sino a su capacidad financiera y a la capacidad que tenga de movilización cuasi-inmediata y atemporal de los capitales. La globalización hace que el conflicto político gire en torno al conflicto económico, resolviéndose cada vez más al margen  de la intervención del Estado, y de la intervención de los colectivos sociales de los trabajadores.
Bauman, plantea el debilitamiento de los gobiernos nacionales en su capacidad de intervención y decisión en la relación capital/trabajo, como efectos negativos de la globalización, debilitando a las élites políticas y del poder del Estado en su capacidad de decisión. Esta pérdida de espacios logrados reside en el fracaso de los políticos sociales para solventar los requisitos de una intervención paralela, la cual se encuentra necesitada de inversión productiva y de la creación de nuevos espacios para crear nuevas líneas de actuación.

Entre los monopolios que todavía mantiene el Estado se encuentra la parcial regulación jurídica de los mercados, pero en tanto que éstos se diluyan, perderán valor, y ésta  pérdida  debilitará  más aún los mercados.
Las nuevas políticas de flexibilización y desregulación son orientadas a nuevas  reformas en el sistema laboral en cuanto a su rigidez jurídica y económica.
La flexibilidad se impone como criterio universal de racionalidad económica y se aplica a las dinámicas de la oferta y la demanda. Esto requiere una nueva legislación que libere los criterios de protección de la estabilidad y salario, eliminando las distorsiones que son representadas por las tendencias políticas de la resistencia obrera ante la pérdida o disminución de los derechos adquiridos, y que a su vez, libere también los obstáculos a la competitividad pura.

En el ámbito del mercado, la modernidad líquida, define la sociedad como conjunto de individuos consumidores, que orientan su consumo por el deseo y el anhelo más que por la satisfacción imponderable de las necesidades. Este consumo compulsivo, se explica cómo una adicción, frente a los sentimientos de angustia e inseguridad que el individuo sólo puede compensar mediante la posesión de bienes que transfieren imágenes de pertenencia.
En los supuestos, de la organización familiar, las relaciones cercanas pasan de ser seguras, estables y duraderas a transformarse en vínculos vulnerables, transitorios e inestables dependiendo del incremento o fortalecimiento de la individualización. La capacidad emocional del individuo está vinculada a la lógica del mercado y del consumo, cuya razón instrumental en la historia de sus relaciones sociales, familiares, se hallan en un continuo estado de vulneración  del sujeto.

Lo que debemos plantearnos es porqué la sociedad ha dejado de cuestionarse, y porque nuestra crítica es incapaz de producir efectos en el programa establecido por nuestras opiniones políticas  
En cambio las concepciones, espacio/tiempo, poseen  un impacto de estructuración de las sociedades y comunidades territoriales/locales, y globales, los cuales repercuten en la relación y la tensión de la estructura de las clases sociales.
Tanto la categoría tiempo como la categoría de espacio están vinculadas  a la clase social en la dinámica de la economía contemporánea. Empleando tiempo/espacio desde una lógica dual, existen dos tipos de  grupos de individuos.

En el primer grupo, se encuentran los individuos que deciden movilizarse, automatizarse, reconfigurarse y que se conforman como grupos supranacionales; y, en el  segundo grupo, se encuentran los que optan por permanecer inmóviles, atados al territorio en su dimensión local y cuya identidad permanece estática.

La propiedad, es un elemento constitutivo de la clase, es uno de los efectos que impactan en la estructura de clases en una versión de la "propiedad absentista" (Bauman,1998), es decir, la independencia de las élites globales con respecto de las unidades territoriales en donde se asientan temporalmente sus unidades económicas de producción, financieras y de los mercados, tienen efectos significativos en las prácticas del sistema: la desterriotarialización de los capitales, bienes y procesos laborales (Bauman).

La movilidad adquirida por los inversionistas como dueños del capital, los desconecta en un altísimo grado de obligaciones y de las relaciones directas de las que tradicionalmente estaban comprometidos con los capitales productivos y los trabajadores.
La extraterriotorialidad social ubica a las nuevas élites en supralocales y supranacionales, políticamente inaccesibles y en consecuencias desarticuladas en todo canal de relaciones y negociaciones, por otros grupos diferentes de socios financieros, por lo que existe una mayor separación "entre la cima" y la "población base", fortaleciendo una desventaja más codiciada del capital flotante.

La desarticulación de las responsabilidades y costes laborales, con una supuesta responsabilidad individual crea una desvinculación del Estado como entidad de intermediación y resolución de los conflictos políticos con el capital. En este sentido las élites se automatizan de los compromisos sociales del crecimiento de capital (Bauman).
El incremento de la separación entre las élites globales y las locales revierte una pérdida de poder y capacidad política de las últimas. Haciéndolas indivisibles y desestructurándolas, cuyas manifestaciones directas de los conflictos sociales existentes y latentes, desplazándolos a expresiones y dimensiones globales, mundiales, sistemáticas (Bauman,1998).

Parte de esta dualidad espacio/tiempo se vincula al efecto de la "modernidad líquida" y la "globalización" cuyos procesos paralelos generan usos y prácticas homogénicas y al mismo tiempo polarizan las diferencias, y cuyos cambios se derivan de las tecnologías de la información y la comunicación (Bauman, 2002).
Podemos abordar este vínculo desde dos perspectivas: en primer lugar, sería la red social, a partir del desarrollo de la informática, defendiendo las relaciones sociales; y, en segundo lugar la red supra-espacial, que redefine las relaciones de poder.

Las comunidades son artificiales, líquidas, frágiles, tan pronto como desaparezca el entusiasmo de sus miembros por mantener la comunidad, ésta desaparece con ellos. No es posible evitar los flujos. Las sociedades posmodernas son frías y pragmáticas.

Para concluir, este  continuo estado de fluidez de la modernidad está repercutiendo tanto a nivel individual como grupal. Donde  el individuo percibe cierta impasividad  por parte de los que se consideran los amos del mundo, ya sean los poderes políticos, jurídicos, económicos y financieros. Donde el individuo se encuentra desamparado a la hora de afrontar decisiones importantes.


BIBLIOGRAFÍA

BAUMAN,Zygmunt,Globalización:consecuencias Humanas(1998).

BAUMAN, Zygmunt, La Modernidad Líquida(2002).

BAUMAN, Zygmunt, Modernidad y Ambivalencia(2005).

RIZTER, George, Teoría Sociológica Moderna. 
Editorial Mc Crawhill. Quinta Edición.





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