Con este artículo quiero rendir un pequeño homenaje a Zygmunt Bauman hoy en el día de su fallecimiento, una disciplina como la nuestra, la Sociología, se ha quedado huérfana de padre.
Bauman es un referente a seguir para muchos de nosotros, nos ha hecho comprender a la sociedad desde sus diversas perspectivas.
Este artículo es un trabajo que realice sobre Bauman y la modernidad líquida en mi época de estudiante de Sociología.
ZYGMUNT BAUMAN Y LA
MODERNIDAD LÍQUIDA.
UNA REFLEXIÓN SOBRE LA SOCIEDAD
Zygmunt Bauman
(1925), es un fiósofo y ensayista polaco, acuñó el término de "modernidad líquida" para
definir a la sociedad dinámica.
En el año 2010 recibe
el premio Príncipe de Asturias.
Nació en Poznan (Polonia) en el seno de una humilde familia judía. Huyendo de
los nazis se trasladó a la Unión Soviética para regresar posteriormente a
Polonia, donde militó en el Partido Comunista. Fue profesor de Filosofía y
Sociología en la Universidad de Varsovia hasta verse obligado a abandonar
Polonia en 1968 debido a la política antisemita desarrollada por el gobierno
tras los sucesos ocurridos en marzo de 1968. Posteriormente ha enseñado
Sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá.
Desde 1971 reside en
Inglaterra donde es profesor en la Universidad de Leeds, en 1990 es nombrado
Profesor Emérito.
Entre sus escritos podemos encontrar cuestiones como las clases sociales, el
socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad, el consumismo, la
globalización y la nueva pobreza.
Entre sus obras, cabe mencionar:
"Modernidad y holocausto",1989;
"Ética posmoderna",1993;
"Globalización: las consecuencias humanas",1998;
"La sociedad
individualizada",2001;
"La sociedad
situada",2002;
"Amor
líquido",2003;
"Vidas
desperdiciadas",2004.
La
metáfora de liquidez propuesta por Bauman intenta dar cuenta de la precariedad
de los vínculos humanos hacia una sociedad individualista, privatizada, marcada
por el carácter transitorio y volátil en lo que respecta a las relaciones
sociales.
La
"modernidad líquida" se basa en la contraposición entre el estado
sólido y el estado líquido; mientras los primeros se mantienen fijos; los
segundos por el contrario fluyen, están sometidos a continuas transformaciones.
Los
sólidos pertenecen de lleno al espacio que ocupan, sin presuponer inminentes
modificaciones, en cambio, los fluidos exceden el propio límite fijo,
suponiendo el tiempo en cuanto el factor inherente a los mismos, es decir, los
sólidos cancelan el tiempo, mientras que los líquidos de fluyen con facilidad.
Desde
un punto de vista flexible hace de ésta una asociación inevitable, vinculando
lo sólido con el pasado mientras que lo líquido/fluido representa la modernidad
del presente. La metáfora de liquidez propuesta por Bauman intenta dar cuenta
de la precariedad de los vínculos humanos hacia una sociedad individualista,
privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil en lo que respecta a
las relaciones sociales.
Desde
una perspectiva sociológica desarrollada por Bauman en la "modernidad
líquida", a través de la metáfora de liquidez, la modernidad líquida constituye
un estado de cambio y transitoriedad, dándonos a entender que hubo una época en
la que la sociedad se mantenía estable ahora se va derritiendo dando el paso a
una sociedad más fluida e inestable.
Obteniendo
como resultado la precariedad de los vínculos humanos hacia una sociedad
individualista, privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil en
lo que respecta a las relaciones sociales ,y por consiguiente, activa un
proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse en una
sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija. Superando un estado
inmóvil a un estado transitorio, de
cambio, de desregulación y liberación.
El
expresión "derretir los sólidos" significa primordialmente,
desprenderse de las obligaciones irrelevantes que se interponen en el camino
del cálculo racional. No es un concepto nuevo, ya que fue acuñada hace un siglo
y medio por Marx y Engels en el
Manifiesto Comunista donde se refería al espíritu moderno de una sociedad que
se encontraba estancada y resistente a
los cambios. A leer Ancien Régimen (El Antiguo Régimen y la Revolución) de
Tocqueville, podríamos cuestionar hasta qué punto los sólidos no estaban
destinados y condenados a la licuefacción, ya que se habían oxidado y enmohecido,
tornándose frágiles y poco confiables.
Max Weber, también hizo su
aportación a la expresión "derretir los sólidos" como forma de
liberar la iniciativa comercial de los
grilletes de las obligaciones domésticas y de la densa trama de los deberes
éticos.
Según Thomas Carlyle todos
los vínculos todos
los vínculos que condicionaban la reciprocidad humana y la mutua
responsabilidad, conservando tan solo el "nexo del dinero".
También
desde su punto de vista crítico el sistema de la modernidad líquida es un sistema basado en la delimitación
espacio-temporal basado en que existe por un lado, la élite
global contemporánea, que ha tomado los hábitos del nomadismo y por otro, la
ciudadanía, multitud de sujetos sedentarios que sobrellevan su supuestas vidas
a un contexto de amos ausentes.
Bauman
desarrolla su propuesta sobre unas características que definen las relaciones
sociales y la estructura social, economía y la política en la modernidad
líquida y en la globalización.
La
misma seguridad y certidumbre de la modernidad sólida que ha dejado de
protegernos en el mundo laboral y económico, tras el progresivo
desmantelamiento del estado de bienestar. Este estado de bienestar se ha
convertido en estado de malestar en la modernidad líquida.
El
trabajo en la modernidad industrial era la principal actividad que llevaba al
individuo a planificar y a ordenar las demás actividades de su vida, haciendo
que al trabajador participe de una tarea colectiva que contribuía al soporte de
su familia, de sus semejantes, de la nación o de las generaciones futuras.
La
"modernidad líquida" es una reflexión sobre el debate teórico
contemporáneo entre la modernidad y la posmodernidad, analizando los diversos
escenarios que dan forma a un nuevo modelo de sociedad caracterizado por las
expresiones de la realidad líquida que se vuelven hegemónicas en el proyecto
de modernidad contemporánea.
Por
supuesto que el desarrollo de esta propuesta reclama las múltiples referencias
al debate modernidad/posmodernidad en la sociología y en las ciencias sociales,
y en otros aportes de la teoría antropológica y de la etnografía.
Para
Bauman en la "modernidad líquida" analiza los diferentes
acontecimientos transcurridos en la historia reciente y en la vida contemporánea.
Indagando en temas sociales tan diversos como pueden ser la política, la
sociedad de consumo, la configuración de las relaciones cercanas e íntimas,
como el amor, la solidaridad y la amistad. Discursos que estructuran en la vida
cotidiana del sujeto en el escenario de la modernidad líquida.
En
este texto se pretende analizar, el planteamiento que hace autor de como se
movilizan algunos conceptos y polémicas centrales del pasaje de la modernidad líquida regidos
por la ambivalencia.
Bauman, analiza las nuevas
condiciones de la sociedad actual. Discurso que le hace proponer un cambio o
transformación en el contenido de la modernidad, la propuesta subyace subyace
en las diferentes dicotomías que atraviesan su obra y que son de gran
revelación.
El
tránsito de la modernidad sólida a la modernidad líquida se observa que existe una
circulación crítica, donde existen diferentes transformaciones tanto en el
sujeto como en el sistema social, tomándolas de referencia, comprobamos que la seguridad,
la confianza, la previsibilidad y la duración, que se van debilitando
progresivamente en su contenido conceptual y operativo, dando paso a un
escenario que compromete las experiencias intimas del sujeto y los compromisos
institucionales del sistema, en realidades transitorias.
Observando
a la sociedad contemporánea globalizada a través de una realidad que se impone
a la lógica de la "ambivalencia" para explicar e interpretar las
dinámicas actuales en dos temporalidades: la modernidad del siglo XX y la
modernidad en su fase actual de la globalización. Esta ambivalencia como modo de acción que subyace en las
interacciones sociales, y que se refleja en las nuevas formas de organización
de las instituciones reguladas por toda inserción individual.
Si
partimos desde un punto de vista crítico de la modernidad sólida podemos
observar que existe un movimiento que conlleva transformaciones en el sujeto y
en el sistema social, lo que Bauman centraría su definición de "modernidad
líquida".
La
sociedad moderna existe por su incesante acción individualizadora, así como la
acción de los individuos consiste en reformar y cambiar los lazos mutuos a los
que denominamos sociedad. La individualización sigue cambiando, establece
nuevos riesgos, transformando la identidad humana y esta transformación es el
distintivo de lo que podemos considerar, principal característica de la vida
moderna.
La
representación de la modernidad sólida forma parte de una base coactiva que
devine de los objetos de la verdad, justicia y homogeneidad como derivados del
acto reflexivo que universaliza sus propias garantías.
Un
Estado-nación consolidado que instaura los principios sociales universales que
derivan del sistema de derechos, la condición de los ciudadanos, la regulación la
morfología socio-jurídica del parentesco y la reproducción social.
En
la modernidad sólida es fácil de
apreciar cómo las relaciones de certidumbre actúan a través de unos hilos
conductores del trabajo, el conocimiento experto, el conocimiento científico,
el progreso y la técnica como directrices del progreso y del cambio social.
Actuando de referencia en la estabilidad social, desarrollando un papel
importante en diferentes niveles en el sistema de estratificación, y que a su
vez consolida los subsistemas de la confianza, solidaridad y amistad.
Una entidad colectiva que
parte de la base de permanencia a la condición preestablecida de la "clase", el
"sector", el "grupo", la "nación", que se
involucra en la caracterización casi
holitista de las similitudes. Esta acción política queda desbordada por la participación
representativa en la definición de conflicto social hasta la negociación de los
pactos y su alcance.
Desde
otra perspectiva, la modernidad líquida, está representada por la ambivalencia
que experimenta el sujeto en función de la incertidumbre permanente, del
sentimiento de inseguridad y confusión, en la toma de decisiones, a partir de
la improvisación que presiona sus impulsos contradictorios, incesantes,
inestables.
Esta
sensación que percibe el sujeto, se ve manifiesta en poder obrar en libertad,
diversificando y diferenciando la experiencia parcial que constituye cada
momento, siendo fraccionado en segmentos discontinuos, atomizados y/o no estructurados,
no integrados, entre el flujo de la realidad individual y la realidad societal.
Esta
inseguridad dificulta la capacidad de decisión y esta dificultad de decisión
hace que se plantee como debe decidirse, el que decidir, y cuando decidirlo.
Si
entendemos por "emancipación" la capacidad de actuar libremente, sin
restricciones y conservando cierto equilibrio entre la imaginación y la
capacidad actuar. Esta definición no difiere mucho de la propuesta por Bauman
en la modernidad líquida, donde el autor hace un mayor énfasis al concepto
"emancipación", sinónimo de liberarse, que significa deshacerse de
las ataduras que impiden y constriñen el movimiento, comenzar a sentirse libre
para poder actuar.
Concepto
desarrollado por Bauman, en la "modernidad líquida" como un
movimiento que implica libertad, aunque sentirse independientes no es tan
fácil. La liberación-emancipación, puede traer consecuencias a las que no
estamos acostumbrados. En realidad nos consideramos modernos pero en realidad
no lo somos tanto.
Esta
libertad se puede estudiar desde dos diferentes puntos de vista, lo cual
podemos considerar que existen dos tipos de libertad. Para Bauman podríamos
hablar de "libertad objetiva" y de "libertad subjetiva",
ambos supuestos demuestran que cada miembro de la sociedad debe hallar el
objeto de sus deseos, la imaginación y la capacidad de actuar de tal modo que
la libertad de cada individuo sea auténtica.
Sentirse
libres sin restricciones, libre de actuar según el propio deseo de cada uno,
implica alcanzar nuestro equilibrio. Nos sentiremos libres cundo nuestra
imaginación no exceda de nuestros verdaderos deseos, y ni la una ni los otros
no excedan de nuestra verdadera capacidad de actuar.
Sin
embargo, hay quién se conforma con lo que tiene, suponiendo que en esta
conformidad gozan de libertad, por temor a perder aquello que ellos conocen
como libertad, de igual modo la libertad implica el resultado de una búsqueda.
Búsqueda que no sea la esperada y que la sensación que se experimente no sea
objetivamente satisfactoria, y aunque
vivan en esclavitud se sientan libres y por lo tanto, no experimenten ninguna
necesidad de liberarse.
Así
la búsqueda de la libertad deriva en la rutina, que si bien tiende a la
degradación, también puede proteger, por tanto, las normas de la sociedad,
ejercen una independencia libertadora.
Bauman
comparte el discurso de Orwell y Huxley,
opinando que el mundo está controlado y que la libertad individual no sólo está
hecha añicos, sino que los individuos no tendrán poder de decidir sobre el
rumbo de sus propias vidas.
Empero,
las personas a pesar de disfrutar de nuestra libertad nos convertimos en
buscadores de identidad. Nos centramos en nuestros intereses individuales, y en
nuestras preocupaciones consumistas, pues el mercado nos presiona para adoptar
un tipo de identidad y un estilo de vida acorde con las pautas que marcan las
empresas globales.
La
revolución consumista genera un nuevo tipo de esclavitud en la medida que
nuestra felicidad pasa de depender de la satisfacción de las necesidades que
nos crea el mercado, tanto si podemos comprarlo o no. Esta mezcla de egoísmo y
consumo genera un cultura del momento, de lo perecedero. Una tiranía del
presente por lo que el pasado se relaciona con lo viejo y lo desfasado,
mientras el futuro se percibe como algo incierto que no merece la pena
preocuparse por él.
En
este contexto, es difícil creer que las personas se sientan responsables de las
demás, es perfectamente posible que las personas permanezcan impasibles desde
sus hogares sentados delante de la televisión observando diferentes dramas
humanos.
Desde
otra perspectiva de liberadora, es la descrita por capitalismo como un "fordismo",
en el cual las personas son dominadas por otras. Personas que bajo un rígido
sistema de producción, es así como el capitalismo ha dominado más de doscientos
años. En este sistema riguroso no se permite la iniciativa ni el más mínimo
ápice de creatividad , si no un sistema de movimientos monótonos y automáticos.
Empero,
el capitalismo, como emblema de la modernidad líquida tiende a fluir, así, la
libertad bajo un sistema semejante se mueve en concepción del
"individuo" donde se pone en evidencia la identidad de la humanidad
como una tarea responsable.
Por
lo tanto la conformidad de la libertad de los miembros de la sociedad se encamina
a dejar de lado el "individuo de jade", el cual posee una libertad
negativa, es decir, una libertad impuesta, para convertirse en el
"individuo de facto", quien posee una libertad positiva, la cual
diferenciamos como capacidad de autoderterminación.
Bouman
define la identidad como un proyecto, como algo que hay que inventar, en lugar
de descubrir, un objetivo. Para construir nuestra identidad, el individuo en el
mundo líquido se encuentra atrapado en la necesidad de construir su propia
identidad. "La
identidad, efectivamente, es algo nuevo en tanto voz, en tanto objeto y en
tanto problema"(Lomnitz,2002).
En
cambio, el individuo, debe dirigirse si es necesario hacia una libertad que
tenga capacidad de autoafirmación, cuya capacidad de autodeterminación debe de
colonizar lo privado, es decir, que tiene que rediseñar el tipo de relación de
los individuos en la sociedad, una sociedad tiene que fluir.
Para
nuestro estudioso de la modernidad líquida, el espacio/ tiempo forma parte de
las directrices que se desarrollan en la modernidad líquida y la globalización.
Cuál
sería nuestra capacidad de decisión, y que fuera la más acertada para hacer
frente a nuestra necesidad, deseo y economía social, lo cual nos llevaría a
todo consumo inmediato y a largo plazo ante la elección de los compromisos en
el tiempo y en los recursos.
En
la modernidad líquida, esta configuración de las nuevas clasificaciones de
organización y de permanencia en la estructura y en la estratificación social,
ha ido cambiando las formas en que se construye la identidad y la solidaridad
social produciendo una adscripción fragmentada del individuo en los diferentes
ámbitos de la acción, que aunque no estén necesariamente conectados entre sí.
Siendo
las instancias colectivas de la seguridad sólida, las que se han ido
transformando en distintas áreas de organización laboral que bajo las
modalidades de privatización y desregulación sea han ido desvinculando de los
agentes económicos en los procesos de producción y la circulación de capitales.
Situación que está llevando al trabajador a nuevas formas de inserción,
duración y desvinculación del sector en su propia historia en el mercado
laboral.
El
efecto de la privatización se hace notar en la búsqueda del progreso, ya que no
es una empresa colectiva, sino individual. Las decisiones que uno toma de su
propio destino están en función del propio diseño que uno tenga en su perfil
laboral, social y político, que causará efecto en la estructura del mercado,
pero teniendo repercusión en la formación
de la sociedad y en los colectivos económicos. El pacto económico social entre
capital y trabajo pasa por la intervención reguladora del Estado, debilitándose
y desarticulando la instancia subsidiaria de la producción social.
En
el escenario de la globalización, el conflicto central entre el capital y el
trabajo se transforma. El hecho de que el capital se produzca de forma
complementaria a distintos ámbitos económicos no es solamente productivo, sino
a su capacidad financiera y a la capacidad que tenga de movilización
cuasi-inmediata y atemporal de los capitales. La globalización hace que el
conflicto político gire en torno al conflicto económico, resolviéndose cada vez
más al margen de la intervención del
Estado, y de la intervención de los colectivos sociales de los trabajadores.
Bauman,
plantea el debilitamiento de los gobiernos nacionales en su capacidad de
intervención y decisión en la relación capital/trabajo, como efectos negativos
de la globalización, debilitando a las élites políticas y del poder del Estado
en su capacidad de decisión. Esta pérdida de espacios logrados reside en el
fracaso de los políticos sociales para
solventar los requisitos de una intervención paralela, la cual se encuentra
necesitada de inversión productiva y de la creación de nuevos espacios para
crear nuevas líneas de actuación.
Entre
los monopolios que todavía mantiene el Estado se encuentra la parcial regulación
jurídica de los mercados, pero en tanto que éstos se diluyan, perderán valor, y
ésta pérdida debilitará
más aún los mercados.
Las
nuevas políticas de flexibilización y desregulación son orientadas a
nuevas reformas en el sistema laboral en
cuanto a su rigidez jurídica y económica.
La
flexibilidad se impone como criterio universal de racionalidad económica y se
aplica a las dinámicas de la oferta y la demanda. Esto requiere una nueva
legislación que libere los criterios de protección de la estabilidad y salario,
eliminando las distorsiones que son representadas por las tendencias políticas
de la resistencia obrera ante la pérdida o disminución de los derechos
adquiridos, y que a su vez, libere también los obstáculos a la competitividad
pura.
En
el ámbito del mercado, la modernidad líquida, define la sociedad como conjunto
de individuos consumidores, que orientan su consumo por el deseo y el anhelo
más que por la satisfacción imponderable de las necesidades. Este consumo
compulsivo, se explica cómo una adicción, frente a los sentimientos de angustia
e inseguridad que el individuo sólo puede compensar mediante la posesión de
bienes que transfieren imágenes de pertenencia.
En
los supuestos, de la organización familiar, las relaciones cercanas pasan de
ser seguras, estables y duraderas a transformarse en vínculos vulnerables,
transitorios e inestables dependiendo del incremento o fortalecimiento de la
individualización. La capacidad emocional del individuo está vinculada a la
lógica del mercado y del consumo, cuya razón instrumental en la historia de sus
relaciones sociales, familiares, se hallan en un continuo estado de
vulneración del sujeto.
Lo
que debemos plantearnos es porqué la sociedad ha dejado de cuestionarse, y
porque nuestra crítica es incapaz de producir efectos en el programa
establecido por nuestras opiniones políticas
En
cambio las concepciones, espacio/tiempo, poseen
un impacto de estructuración de las sociedades y comunidades
territoriales/locales, y globales, los cuales repercuten en la relación y la
tensión de la estructura de las clases sociales.
Tanto
la categoría tiempo como la categoría de espacio están vinculadas a la clase social en la dinámica de la
economía contemporánea. Empleando tiempo/espacio desde una lógica dual, existen
dos tipos de grupos de individuos.
En
el primer grupo, se encuentran los individuos que deciden movilizarse,
automatizarse, reconfigurarse y que se conforman como grupos supranacionales;
y, en el segundo grupo, se encuentran
los que optan por permanecer inmóviles, atados al territorio en su dimensión
local y cuya identidad permanece estática.
La
propiedad, es un elemento constitutivo de la clase, es uno de los efectos que
impactan en la estructura de clases en una versión de la "propiedad
absentista" (Bauman,1998), es decir, la independencia de las élites
globales con respecto de las unidades territoriales en donde se asientan
temporalmente sus unidades económicas de producción, financieras y de los
mercados, tienen efectos significativos en las prácticas del sistema: la
desterriotarialización de los capitales, bienes y procesos laborales (Bauman).
La
movilidad adquirida por los inversionistas como dueños del capital, los
desconecta en un altísimo grado de obligaciones y de las relaciones directas de
las que tradicionalmente estaban comprometidos con los capitales productivos y
los trabajadores.
La
extraterriotorialidad social ubica a las nuevas élites en supralocales y
supranacionales, políticamente inaccesibles y en consecuencias desarticuladas
en todo canal de relaciones y negociaciones, por otros grupos diferentes de
socios financieros, por lo que existe una mayor separación "entre la
cima" y la "población base", fortaleciendo una desventaja más
codiciada del capital flotante.
La
desarticulación de las responsabilidades y costes laborales, con una supuesta
responsabilidad individual crea una desvinculación del Estado como entidad de
intermediación y resolución de los conflictos políticos con el capital. En este
sentido las élites se automatizan de los compromisos sociales del crecimiento
de capital (Bauman).
El
incremento de la separación entre las élites globales y las locales revierte
una pérdida de poder y capacidad política de las últimas. Haciéndolas
indivisibles y desestructurándolas, cuyas manifestaciones directas de los
conflictos sociales existentes y latentes, desplazándolos a expresiones y
dimensiones globales, mundiales, sistemáticas (Bauman,1998).
Parte
de esta dualidad espacio/tiempo se vincula al efecto de la "modernidad
líquida" y la "globalización" cuyos procesos paralelos generan
usos y prácticas homogénicas y al mismo tiempo polarizan las diferencias, y
cuyos cambios se derivan de las tecnologías de la información y la comunicación
(Bauman, 2002).
Podemos
abordar este vínculo desde dos perspectivas: en primer lugar, sería la red
social, a partir del desarrollo de la informática, defendiendo las relaciones
sociales; y, en segundo lugar la red supra-espacial, que redefine las
relaciones de poder.
Las
comunidades son artificiales, líquidas, frágiles, tan pronto como desaparezca
el entusiasmo de sus miembros por mantener la comunidad, ésta desaparece con
ellos. No es posible evitar los flujos. Las sociedades posmodernas son frías y
pragmáticas.
Para
concluir, este continuo estado de
fluidez de la modernidad está repercutiendo tanto a nivel individual como
grupal. Donde el individuo percibe
cierta impasividad por parte de los que
se consideran los amos del mundo, ya sean los poderes políticos, jurídicos,
económicos y financieros. Donde el individuo se encuentra desamparado a la hora
de afrontar decisiones importantes.
BIBLIOGRAFÍA
BAUMAN,Zygmunt,Globalización:consecuencias Humanas(1998).
BAUMAN,
Zygmunt, La Modernidad Líquida(2002).
BAUMAN,
Zygmunt, Modernidad y Ambivalencia(2005).
RIZTER,
George, Teoría Sociológica Moderna.
Editorial Mc Crawhill. Quinta Edición.