"Las Mujeres de Cervantes", de José Sánchez Rojas (1916) |
Como
ya sabréis, estamos de Centenario, pues se ha cumplido cuatrocientos años de la
muerte de nuestro escritor más universal, Miguel de Cervantes Saavedra, autor de
"El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha", "Novelas
Ejemplares", que incluyen 'La Gitanilla', 'El Celoso Extremeño' o 'Rinconete
y Cortadillo', entre otras.
Desde
la óptica de este espacio, he querido rendirle un pequeño tributo, y he contado
para ello con un artículo excelente, firmado por J. Francisco Peña y titulado "Las mujeres en la Vida de Cervantes", publicado a
través del Centro de Estudios Cervantinos, artículo que se reproduce aquí
textualmente.
El
genial autor demostró una tolerancia y comprensión hacia la libertad de la mujer
impropias de una época en la que ésta se encontraba muy condicionada por los
estamentos sociales. Trasladó a sus personajes femeninos esos puntos de vista
tan adelantados a su tiempo.
Al
final del artículo, podéis, si os apetece indagar en el Cervantes histórico,
visitar un enlace que os aportará extensa información sobre el personaje.
LAS MUJERES EN LA VIDA DE CERVANTES
de J. Francisco Peña
La
historia de las mujeres en Cervantes tiene una especial relevancia por la
interrelación que existe entre la biografía y la creación literaria. Es
frecuente encontrar en la Historia de la Literatura cómo la biografía marca la
creación literaria, pero en el caso de Cervantes podemos hablar de una relación
directa. Pero hay un detalle que, sin lugar a dudas, relaciona su creación
literaria con el ambiente familiar que vivió. El ambiente familiar de Cervantes
ha estado en la base de la actitud feminista que define algunas de sus obras Es
significativo cómo la admiración que Cervantes siente por sus hermanas – y sus
hermanas por él - le llevan a defender un tipo de mujer que se acerca a la vida
que éstas llevaron.
Ninguna
de las hermanas de Cervantes se casó, lo que no quiere decir que no tuvieran
relaciones con hombres. De hecho, las hermanas de Cervantes, siguiendo, quizás, la tradición de su tía abuela, mantuvieron su independencia económica, lo que
en su época sólo se podía conseguir aprovechándose de los hombres. Su libertad
es la libertad de la mujer frente a la estructura social que condiciona la vida
de la mujer al matrimonio y, por tanto, al enclaustramiento.
El
teatro del Siglo de Oro se asienta, en gran medida, en esta estructura social y
si bien es cierto que casi siempre acaba en boda, no lo es menos que la mujer
debe supeditarse siempre a la voluntad del padre o del hermano y sólo desde la
astucia y el engaño consigue sus objetivos.
En este marco, la vida y la obra de
Cervantes suponen un aldabonazo a las conciencias. Asumió la vida liberal de
sus hermanas con toda la dignidad del mundo y nunca puso ninguna traba al
desarrollo de su actividad. Antes bien, contribuyó a ello, entendiendo que era
su voluntad y que la voluntad de la mujer, como la del hombre, debe ser
respetada. Esta actitud es la que veremos luego en algunos de sus personajes femeninos,
cuya libertad está por encima de la voluntad de los hombres.
LA FAMILIA
Luis
Astrana Marín, en su conocida biografía de Cervantes, descubre un documento en
el que se afirma que Juan de Cervantes, licenciado en Derecho y abuelo del
escritor, su hija María y el resto de la familia vivían en la calle de la
Imagen, en el antiguo barrio judío, a espaldas del Hospital de Nuestra Señora
de Antezana, casa que vendería la familia de Cervantes con motivo de su
traslado a Valladolid. El abuelo se casó con Leonor de Torreblanca, de familia
de médicos.
En
1527 les vemos en Guadalajara. Juan de Cervantes entra al servicio de Diego
Hurtado de Mendoza, Duque del Infantado, y aquí empiezan a conocerse las
aventuras amorosas de la familia Cervantes. Uno de los hijos bastardos del
Duque, Martín, se enamora de una de las hermanas de Rodrigo, María, que debía
ser una muchacha muy guapa.
Los
amores acaban mal pero María consigue una pequeña fortuna que les permite vivir
holgadamente en Alcalá. Pero pronto de acaba el dinero y Rodrigo, el padre de
Cervantes se hace cirujano, una profesión humilde pero rentable.
Hacia
1542 se casa con Leonor de Cortinas, hija de un hacendado de Arganda, pero que
no aporta casi nada al matrimonio porque no está de acuerdo con él. De este
enlace nacerán cinco hijos: Andrea, (1544) Luisa (1546), Miguel, (1547) Rodrigo
(1549) y, en Valladolid, Magdalena (1552).
En
1551 se trasladan con la corte a Valladolid, donde las cosas tampoco les fueron
bien. Y en 1661 vuelven, también con la corte, a Madrid. Pero Rodrigo sigue
viajando para ganarse la vida. Estando en Sevilla con Andrea, tendrá lugar la
primera de las aventuras amorosas de la hermana mayor de Cervantes.
La
aventura de Andrea contrasta con la de su hermana Luisa. En 1565, vemos a
Rodrigo en Alcalá asistiendo a la ceremonia de los votos de monja carmelita de
Luisa, con el nombre de Sor Luisa Belén, en el convento de la Imagen. Aquí
permanecerá el resto de su vida y aquí fue elegida Superiora en 1593 y 1596 y
Priora en 1617 y 1620. Rodrigo, el padre, morirá en Madrid en 1585.
- ANDREA Y MAGDALENA
La
aventura de Andrea en Sevilla tendrá unas notables consecuencias para la
familia Cervantes y será el inicio de una larga vida en la que la relación con
los hombres se convierte en un negocio para la subsistencia. Pero son las
circunstancias sociales las que marcan de una forma definitiva esta misma
condición social. De Andrea se enamora el noble Nicolás de Obando y la promete
matrimonio. De esa relación nacerá Constanza, pero el compromiso de matrimonio
se rompe y Andrea pide una notable compensación económica. Es la primera vez
que conocemos las andanzas de Andrea pero el nacimiento de Constanza condiciona
su vida completamente.
La
actitud de Andrea, valiente y decidida frente a la adversidad, es el cauce que
seguirán después su hermana Magdalena y su propia hija Constanza.
En
1568, ya en Madrid, Andrea mantiene relaciones con un rico genovés, Juan
Francisco Locadelo, de quien recibirá nuevas dádivas. En los papeles, su
profesión es la de costurera. Esta es la labor que solían hacer las mujeres en
las casas.
Una
de las aventuras más largas es la que mantiene, junto con Magdalena, con los
hermanos Portocarrero, Alonso y Pedro, hijos de uno de los ayudantes de don
Juan de Austria. Magdalena tiene tan solo 17 años.
Mientras
tanto, Miguel está en Italia. En 1569 entra al servicio del cardenal Aqcuaviva.
Participa activamente en la batalla de Lepanto y en 1575 es apresado por los
turcos y encerrado en Argel, junto con su hermano Rodrigo. Aquí comienza una nueva
trayectoria de las hermanas quienes encuentran en la liberación de Rodrigo y
Miguel la justificación a sus andaduras. De hecho ellas son las que aportan la
mayor parte del dinero que Gray Juan Gil recoge para liberar a Cervantes.
- LEONOR DE CORTINAS
Leonor de Cortinas |
La otra mujer que se entrega en cuerpo y alma para liberar a Cervantes es su madre, Leonor de Cortinas. En 1576 se dirige al Consejo de la Cruzada y, haciéndose pasar por viuda, solicita un préstamo para el rescate de sus dos hijos. La maniobra funciona y en diciembre recibe un préstamo de 60 ducados. Y en 1578 pide permiso al Consejo de Guerra para participar en una operación comercial con Argel que le permita liberar a sus hijos. En 1579, Leonor de Cortinas, falsa viuda de nuevo, entregaba al trinitario Fray Juan Gil 300 ducados: todo lo que habían podido reunir. El trinitario aportará los 200 restantes del fondo general ante la imposibilidad de rescatar a otro cautivo por el que piden 1.000 ducados.
- ANA FRANCA
Es
una de las mujeres misteriosas en la vida de Cervantes, con la que tuvo una
hija, Isabel. Si la relación de Cervantes con ella es cierta, debió empezar
hacia 1584 porque en los sucesos de Valladolid, en 1605, su hija Isabel
confiesa tener 20 años. Otros investigadores afirman que Isabel fue hija de Magdalena.
En todo caso, Magdalena asumirá el cuidado de Isabel, que se llamará Isabel de
Saavedra, nieta del Licenciado Juan de Cervantes. Isabel formará parte del clan
de los Cervantes y seguirá las andanzas de sus tías y de su prima Constanza, la
hija de Andrea.
- CATALINA DE SALAZAR
Ese
mismo año de 1584, Cervantes se casa con Catalina de Salazar. Miguel ha ido a
Esquivias (Toledo) buscando los manuscritos de su amigo Pedro Laínez, quien ha
muerto hace seis meses, y ha dejado su obra sin publicar. Pero allí se cruza
con Catalina de Salazar hija de la viuda Catalina de Palacios y se casa con
ella. Es una muchacha de 20 años a la que pronto deja en Esquivias para
buscarse la vida por otros lugares de España.
Catalina de Salazar |
En
1601, Felipe III fija la capital de España en Valladolid, y en 1604 allá se van
los Cervantes a ganarse la vida: Catalina, Andrea, Magdalena, Constanza,
Isabel, Juana Gaitán y otras mujeres amigas y primas se instalan en Valladolid.
Las hermanas de Cervantes |
Catalina de Salazar liquida la herencia materna en provecho de sus hermanos y
acompaña a Cervantes a la nueva capital. Ya no se separarán hasta su muerte.
Las condiciones de vida no fueron nada buenas y vivían en un cuchitril a
orillas del Esgueva.
En
1606 abandonan Valladolid con el nuevo cambio de corte y se asientan de nuevo en
Madrid. Andrea y Magdalena entran en la Orden Tercera de San Francisco. Andrea
morirá en 1609 y Magdalena en 1610. Catalina morirá en 1620 (en 1617 se
encargará de la edición del Persiles).
Estas
mujeres han sido para Cervantes un paradigma de entrega y generosidad. Sus
lances amorosos son una forma de ganarse la vida desde la libertad y la
independencia. Si el sistema normal de la vida era entregarse completamente a
un hombre y convertirse en su esclava, las mujeres de Cervantes suponen un
cambio radical de las estructuras machistas de la época. Son una perfectas
conocedoras de las debilidades del hombre y las aprovechan pero, son, sobre
todo, mujeres que no están dispuestas a llevar una vida de esclava sin la
libertad que su inteligencia, y su cuerpo, les permite.
LAS
MUJERES EN LA OBRA DE CERVANTES
La
actitud de Cervantes contrasta notablemente con la de Lope de Vega. Las mujeres
que aparecen en la obra de Cervantes tienen un carácter y una actitud social
muy distinta a la que presentan las de Lope de Vega. La actitud de Cervantes es
mucho más comprensiva que la de Lope por lo que su teatro es totalmente
innovador respecto a la condición social de la mujer.
Podemos
ver una actitud tolerante de Cervantes en las relaciones extramatrimoniales de
muchas de sus mujeres: La Leonora, de “El Celoso Extremeño”, doña Leoncia en
“El Viejo Celoso”, Luisa en el “Persiles”, Camila en “El Curioso Impertinente”…
Ya desde sus primeras obras vemos a un Cervantes defensor de la libertad de la
mujer. En “La Galatea”, Gelasia afirma: "Libre nací y en libertad me fundo".
Uno
de los personajes donde se ve mejor la defensa que hace de la libertad de la
mujer es Preciosa, la protagonista de “La Gitanilla”. "Estos señores - dice
refiriéndose a sus jefes gitanos - bien pueden entregarte mi cuerpo; pero no mi
alma, que es libre y nació libre, y ha de ser libre cuanto yo quisiere".
Pero
hay tres mujeres en su obra que representan de una forma ejemplar el papel de
la mujer entendida no como una especie de apéndice del hombre sino como la que
tiene personalidad, libertad y vida propia, tanto en lo referente al sexo como
en la disposición frente a la vida. De estas tres mujeres, dos están en una de
sus obras de teatro más significativa, "La Entretenida".
Esta
es una obra en la que Cervantes parodia los finales de matrimonios múltiples
propios de Lope de Vega, pero va más allá porque nos presenta a unas mujeres
que mantienen su independencia y libertad por encima de las ataduras sociales.
Los versos finales lo dejan bien claro.
Esto
en este cuento pasa:
los
unos por no querer,
los
otros por no poder,
al
fin ninguno se casa.
De
esta verdad conocida
pido
me den testimonio:
que
acaba sin matrimonio
la
comedia entretenida
Entre
los capítulos XII y XIV de la primera parte de “El Quijote”, uno de los cabreros
le cuenta a don Quijote la historia de la pastora. Es una de las primeras
historias de la literatura en las que el papel de la mujer aparece destacado
con toda su plenitud.
Marcela,
en un discurso memorable, insiste en su condición de mujer libre y en su
identificación con la naturaleza. Su discurso es un modelo de razonamiento
lógico y preciso donde el papel del individuo se asienta sobre los
convencionalismos sociales a que la condición de mujer la condena. Por estas
categorías sociales, estancas y cerradas, la mujer debe casarse como única
salida a su vida. Pero la actitud de Marcela coincide notablemente con la de
Andrea y Magdalena. Cervantes ha vivido la libertad de sus hermanas como algo
noble y digno.
El matrimonio no ha sido visto como una liberación para la mujer
sino como una esclavitud por eso no es extraño que sea capaz de dibujar a estos
excelsos personajes como Marcela a la que el propio don Quijote defenderá con
ahínco.
Para
glosar este discurso tan relevante en la historia de la literatura y del
feminismo, hemos compuesto soneto con que el que cerraremos este breve
recorrido por las mujeres de Cervantes.
"El
verdadero amor no se divide,
y
ha de ser voluntario, no forzoso.
El
verdadero amor no está en lo hermoso
si
no es con la virtud con quien coincide.
El
verdadero amor no se decide
por
lo particular y provechoso.
El
verdadero amor será dichoso
si
en él la libertad fluye y reside.
Los
árboles, arroyos y montañas
dirán
mi soledad y mi armonía.
Fue
mi elección, Grisóstomo. Extrañas
me
serán tu estrofa y melodía".
Esto
cantó, y sus hazañas
mostraron
al amor su rebeldía.
Artículo original:
Cervantes histórico:
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